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Salomón amaba al Señor y cumplía los decretos de su padre David. Sin embargo, también iba a los santuarios paganos para ofrecer sacrificios y quemar incienso. Como en Gabaón estaba el santuario pagano más importante, Salomón acostumbraba a ir allí para ofrecer sacrificios. Allí ofreció mil holocaustos; y allí mismo se le apareció el Señor en un sueño, y le dijo:

―Pídeme lo que quieras.

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